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UNIVERSO

«Universo»: Un Lienzo que Abraza el Todo

«Universo»: Un Lienzo que Abraza el Todo

Cuando comencé a dar vida a «Universo», no era solo un cuadro lo que buscaba crear; era un espacio infinito, un reflejo de lo que somos y de lo que anhelamos ser. La tela en el bastidor se convirtió en mi cosmos personal, un lugar donde los pigmentos danzaron como constelaciones y los relieves se alzaron como montañas de otra dimensión.

En este cuadro, los acrílicos se funden con la esencia de la tierra: rojos profundos que laten como estrellas agonizantes, azules que respiran como el vacío sereno, y dorados que susurran la luz de un amanecer eterno. Mezclé aromas sutiles —tal vez un eco de incienso, tal vez el recuerdo de la lluvia sobre la hierba— para que cada trazo no solo se vea, sino que se sienta en el alma. Las texturas, rugosas y suaves a la vez, son como los pliegues del tiempo, invitando a quien las mire a pasar los dedos por ellas, aunque sea con la imaginación.

«Universo» es mi homenaje a la evolución del ser: desde las primeras marcas en la piedra, torpes y sagradas, hasta los gritos de color que hoy lanzo al viento. Hay dolor aquí, sí, pero también esperanza; hay miedos que se disuelven en amores que brillan. Pinto desde mi centro, desde ese lugar donde el yoga me ancla y me eleva, y dejo que cada pincelada sea una meditación, un mantra visual que conecta lo humano con lo divino.

Este cuadro no es solo para mirar; es para entrar en él. Es un portal a otra realidad, un rincón del espíritu donde los colores vibrantes —alegres, espirituales, vivos— te toman de la mano y te llevan a preguntarte: ¿qué somos dentro de este inmenso tapiz? «Universo» no responde; solo abraza, solo siente, solo late.

Cuando lo veas en la exposición, detente un momento. Respira. Deja que su magia te hable. Porque este lienzo no es solo mío: es tuyo, es nuestro, es el universo que compartimos.